Una motivación es una necesidad o deseo específico que activa al organismo y dirige la
conducta hacia una meta. Todos los motivos son desencadenados por algún tipo de estímulo: una condición corporal, como bajos niveles de azúcar en la sangre o deshidratación; una señal en el ambiente, como un letrero de “Oferta”; o un sentimiento, como la soledad, la culpa o el enojo. Cuando un estímulo induce una conducta dirigida a
una meta, decimos que ha motivado a la persona.
La motivación y sus patrones de conducta son el resultado de la relación que existe entre el sujeto y su entorno. La motivación funcionaría como un proceso interno que mueve al sujeto hacia un evento externo. En este sentido, se puede diferenciar dentro del campo de la motivación, los conceptos estado motivacional y rasgo motivacional. El estado motivacional es el estado dinámico momentáneo, el rasgo motivacional serían las tendencias previas a la disposición de acción. Entendemos, de esta forma, que la motivación es una especie de fuerza o energía que “empuja” a un sujeto a actuar de una determinada forma. Si la motivación es una energía, ésta se manifiesta en diferentes intensidades y formas, es decir, ésta es variable. De ahí que se hable de la intensidad y el tipo o cualidad motivacional. En cuanto a la intensidad, pueden notarse cambios (incrementos y decrementos) en la energía, es decir que tan fuerte o débil.

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